Breve cursillo para que destroce su corazón, y después lamente... y después lamente... ¡Y después, la mente! (¡páguelo durante toda su vida en cómodos plazos!)
¡Por mi culpa, por mi gran culpa, por mi grandísima culpa!:
Repetir la frase cada día golpeándose fuerte el corazón.
Ubicar la culpa reconocida en todos y cada uno de sus semejantes.
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