El llamado "carnaval" sólo es igualitario para aquellas mujeres que han asumido el rol varonil (=socialmente sumiso; la sumisión siempre es violencia, y por parte del propio sumiso o reprimido) como propio (están en su derecho) e intentan imponérselo al resto de las mujeres (las liberadas de las imposiciones del sistema social) a las que consideran inferiores. Lo que llaman "carnaval" es machista en su propia concepción: consiste, entre otras cosas, en la ridiculización escénica y verbal de la mujer en espectáculos donde hombres cantan y bailan (tal cual lo hacen principalmente las mujeres en todos los folklores y culturas del mundo), y por supuesto no quieren permitir que las mujeres usurpen su posición de privilegio (se trata de una postura inconsciente; de hecho, estas conductas machistas se dan en hombres que se proclaman feministas y están convencidos de serlo). Sólo suprimiéndolo y reconstruyéndolo se podría dar un verdadero carnaval no machista.
¡OJÚ QUÉ BOCHORNO!
La verga y el puticlú
son las musas del coplero
gracioso y dicharachero
del carnaval andalú.
Al viejo, a la juventú
y al vate de la edad media,
tales diosas les remedia
to los problemas del numen,
mientras sus hembras asumen
entre risas su tragedia.
¡Y se ríen que te cagas
cuando mientan unas bragas!
Jesús María Bustelo Acevedo
P.D.: Carnaval significa la Fiesta del la Carne. Desde el punto de vista de una espiritual transparente la Fiesta de la Carne es la celebración gozosa de la carne, que informa de la realidad mental del alma, sea esta feliz y de aceptación o lo contrario. La "fiesta de la carne" como celebración promiscua sólo es concebible en una sociedad reprimida que precisa un contrapunto.
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