Afirman reírse de todo, pero en realidad no se ríen de nada: simplemente evidencian el desprecio que tienen de sí mismos y de sus semejantes. Se incapacitan para reconocerse en un sentido del humor que no sea una manifestación de ese desprecio comparativo... Y cuando se les reprocha eso, abanderan la libertad que quieren negarles a quienes discrepan de ellos: así se descubre lo débiles y vulnerables que son, temerosos de que se les ataque de la manera en la que ellos "disfrutan" atacando (porque en su degradación han convertido al cinismo en su único gozo), y pretendiendo blindarse en una falsa idea del humor, mimetizados con la masa mayoritaria. Creen que la libertad, el humor y las verdades de la vida son armas con las que agredir, porque su única verdad es la violencia con la que huyen de sí mismos a través de la agresión a su prójimo.
Jesús María Bustelo Acevedo
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