Ellos dan a entender que los insultos y consideraciones grotescas que se les hace a los ("fuertes") varones serían impropios si el sujeto ridiculizado fuera del sexo opuesto ("débil"). Ellas, más frágiles, vulnerables y susceptibles (desde esta perspectiva pseudofeminista) son "protegidas" por el Gran Patriarca llamado Estado, ese "macho alfa" que criminaliza en el individuo lo que él ejerce desde su aparato opresor.
Jesús María Bustelo Acevedo
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