La verdad es que la gran metrópolis, de por sí, es vivir contra natura. Fue concebida para aislarnos de la Naturaleza, como si eso fuera posible. Lo que hacemos es perder conciencia de los ciclos de la Naturaleza, que también se dan en nuestros cuerpos, a la vez que creamos hábitats degradados para nosotros y para los insectos y roedores que conviven con nosotros. Una vez que hemos normalizado esta degeneración, cualquiera que la denuncie nos parece un exótico gurú de la New Age. Y así se piensa que ecologistas, veganos, animalistas y demás son sólo tribus que se han puesto de moda pero que tarde o temprano pasarán... Y nos dejarán tranquilamente que volvamos a hincharnos de comer cerdo, a disfrutar viendo torturar animales o dar vueltas con nuestros vehículos ruidosos y contaminantes.
Jesús María Bustelo Acevedo