En cualquier familia, el único que "falla" es el cónyuge (que viene de yugo, o sometimiento), puesto que él es el único que puede seguir considerándose como un "extraño"... Hermanos, padres, hijos, son siempre la familia, bajo cualquier circunstancia... Eso evidencia la estupidez de las ceremonias matrimoniales; casarse es delegar en el Estado o en una religión la confirmación de la verdad del amor (quien busca eso, es que lo pone en duda, y la ruptura, el drama y la confrontación posterior corroboran la "certeza" de esa duda)... A cuento de todo esto nos decía Jesús de Nazaret que todos somos hermanos e hijos de Dios, todos somos una gran familia, y desde esta nueva concepción (la visión divina o universal de la vida, que diría León Tolstoi) nadie es un extraño.
Jesús María Bustelo Acevedo