El castigo, divino o humano, es siempre creación propia. El subconsciente, alentado por sentimientos de culpa, es quien lo elabora y aplica la sentencia.
...Y entonces descubres la otra cara de la moneda, y todo el engaño queda descubierto. Pero eso no es el fin, hay muchas más monedas, millones de ellas, y es preferible hacerse rico que conformarse con ser la otra cara de una falsa moneda.